“Un equipo que es como una segunda familia”

Un total de 23 aerogeneradores, distribuidos en un terreno de 1050 hectáreas, emplazados en una hermosa locación costera de la Región de Coquimbo. Así es la “oficina” que día a día recibe al equipo liderado por Francisco Flores, jefe del parque eólico Totoral, con quien conversamos para conocer más sobre su trabajo en LAP.

De los siete integrantes del equipo Totoral, seis forman parte de esta operación desde sus inicios en 2009, excepto Fredy Valdés, quien hace un año asumió como supervisor de Operación y Mantenimiento. Completan la nómina Marco Cortés, Carlos Contreras, Pablo Herrera y Oved Guerra, guardias de seguridad, junto a la asistente administrativa Romina Paz y Francisco.

En Totoral, los guardias no se encargan únicamente de la seguridad del parque, sino que están permanentemente capacitándose para prestar asistencia en la operación. “Pueden realizar inspecciones simples en las subestaciones, reportar posibles fallas y operar algunos equipos. Descansamos bastante en ellos, ya que su apoyo nos permite poner el parque nuevamente en servicio en caso de algún blackout o falla externa”, cuenta el jefe del parque.

Parte importante del equipo es Romina, la presencia femenina del grupo. Luego de ser asistente de aseo, hoy presta soporte administrativo en, por ejemplo, temas de suministro, traslado de agua potable al parque, control de facturación y algunas labores domésticas.

Desafíos para el año

En 2020, el equipo TOT busca “cumplir con todo el plan de mantenimiento que tenemos fijado para este año, pero lo más importante, y que está fijado dentro de las metas para cada uno de nosotros, es mejorar nuestras competencias en cuanto a apoyo operacional, en especial las de los guardias”.

Finalmente, Francisco destaca lo que caracteriza a su equipo: “me gustaría poder transmitir a todo LAP el espíritu de cooperación y de apoyo mutuo que tenemos en Totoral, que nos permite mejorar cada vez más como personas, como profesionales y como equipo. Tener un buen ambiente de trabajo se puede, siempre y cuando se generen lealtades y que no solo nos veamos como compañeros de trabajo, sino también como amigos. Después de diez años se crean lazos, amistades y compromisos que van más allá de lo netamente laboral, y eso ayuda a cumplir los objetivos de manera más fácil”.

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